PALABRAS DEL SANTO PAPA FRANCISCO (Lc 13,31-35)
Recibido
Dios, en realidad, «no puede sino amar. Esta es nuestra seguridad». Puedo rechazar este amor, pero eso significaría elegir ser como el buen ladrón que rechazó el amor «hasta el final de su vida», y allí, al final, «el amor lo esperaba». Incluso el hombre más malvado, el peor blasfemo, es amado por Dios con la ternura de un padre, de un papá, y, parafraseando a Jesús, «como una gallina con sus polluelos». El Dios todopoderoso, el Creador, «puede hacer todas las cosas»; sin embargo, «Dios llora» y «en esas lágrimas» está todo su amor. «Dios llora por mí cuando estoy separado de él; Dios llora por cada uno de nosotros; Dios llora por los malvados, que hacen tantas cosas malas, tanto daño a la humanidad…». En efecto, Él «espera, no condena y llora. ¿Por qué? ¡Porque ama!». (Papa Francisco, Santa Marta, 29 de octubre de 2015)